"Terminé el libro. Voy a enviártelo" fueron sus palabras y pensé "no,
por favor no", porque recordar una guerra como aquella es volver a
morir. Pero no me negué. La cobardía es un acto que reservo solo para mí
cuando debo enfrentar mi memoria. Llegó así a mis manos el manuscrito de
"Relatos del páramo" y comprobé que mi amigo le había cambiado el título
original y puesto en su lugar "La muerte desde el páramo".
Inmediatamente acudieron aquellos momentos a esta cansada mente mía. Las
palabras me trajeron olores, gritos, rostros que viajan junto al mío
desde aquellos días de 20 años atrás y que no olvidaré porque es
necesario mantenerlos vivos luego de que la guerra se los llevara como a
un puñado de hojarasca. Los hombres en la guerra no son otra cosa que un
puñado de hojarasca. Luego de leer el manuscrito, me pregunté cómo mi
amigo puede hacer poesía con la guerra y cómo puede hacer que la guerra
se transforme en un acto de humanidad y de horrenda belleza. Sólo lo
hace. B. Kvekadze