Akhenazi es un escritor descarnado, profundamente crítico y de su
actitud inquebrantable, han surgido obras de un valor humano y poético
que ejercen sobre los lectores una fascinación irremediable. Lejaim
parece apartarse de la estructura de su obra. Es alborotada, brusca.
Ofrece una sensación descuidada, con un manejo atolondrado del idioma.
Aunque esa pudiera ser la impresión de un desprevenido lector, es tan
grande la intensidad emotiva y tan desesperada la voz narradora, que eso
que pudiera parecernos una forma arbitraria de tratar un texto, no es
más que la forma elegida por el autor para transmitirnos el grito
subyacente. Superada la violencia estilística, compenetrados ya con la
compleja sintaxis y atendiendo a la incuestionable vertebralidad que
mantiene al texto en absoluta coherencia, estaremos ante el talento
innegable de un autor vehemente, convencido y poderoso, que cree en lo
que escribe y que asume los riesgos de la impostura a la que somete su
obra. Iosi Erdân