Conocer el mundo de las Residencias de ancianos ha sido y está siendo,
para mí, un regalo en cuanto a oportunidad de crecimiento personal a
todos los niveles. El contacto con grandes profesionales, con gran
vocación al servicio con la persona mayor, llamados a cuidar al que está
en peor situación, el conocer la historia de vida de muchos residentes,
el ser testigo de su proceso de deterioro, el ver lo que hacen cada
día... me deja claro que la residencia es uno de los espacios donde es
fundamental y urgente que nos coloquemos como acompañantes en la
búsqueda de sentido. ¿Cuántas horas sin saber qué hacer con los
residentes con avanzado Alzheimer? ¿Cuántas veces pensamos que el día es
demasiado largo para una persona que tiene una avanzada demencia?
¿Cuántos ratos dedicados a mirar por mirar la televisión, o un paisaje,
....?